Babel vs. Jericó

Hoy he vuelto a oír tu risa
ojalá pudiese decir como una nube de sarín que se cierne sobre la vanguardia. 
Es la risa del soldado extático que en la imaginaria se vuela una mano junto al compañero para ver la sangre en su cara. 

Siempre el estallido sin placer y ninguna victoria. 
Siempre la cobardía, tan enemiga de toda épica derrota. 

Hoy he vuelto a oír tu risa
que después de tanto tiempo prefiguraba
como aquel saxo tenor en labios de un ángel que busca en el infierno un lugar para poner al rojo su cauterio. 
La realidad, qué anomalía. 

Siempre el deambular sediento
como un caballo de Troya transparente esperando un eclipse que a la ciudad ciegue. 
Siempre la risa circunvalando el muro 
dejas un rastro en la arena como derrotado Héctor y apenas un eco
el de la espada que se precipita de la mano de un general muerto. 
Risa que ahora muerde lo mórbido y resuena dentro de la muralla de carne apuntalada. 

Hoy he vuelto a oír tu risa
y en clave de una nueva lengua 
sin la proposodia porosa de nuestro criollo volátil, 
aquí, en mi habitáculo diglósico, 
he reído de vuelta.